viernes, 26 de marzo de 2010

Ya esta ella proxima.

Puedo decir que mi vida ha transcurrido en plena paz, por muchos años.
E seguido el transcurso de mi vida, como todos en mi familia. Nací en la misma casa, en la que nacieron tres generaciones entes de mí. Viví en esta casa ya mencionada… mi infancia, adolescencia y ahora mi adultez.
Hace poco mi madre se fue a mejor vida, nunca conocí a mi padre y por ende nunca tuve hermanos. Pero no se engañen, siempre viví con mucha gente, con mis tíos, primos...etc. Pero por infortunios de la vida y como es natural, todos ya partieron. Algunos de forma natural, otros por raras circunstancias, otros por voluntad propia, en fin el caso es que yo soy el último Pérez de la familia.
Mi casa queda a cinco pasos cortos y a tres pasos largos de la iglesia, justo al lado y es por esta causa que e vivido todos los funerales, misas, bautizos y uno que otro casamiento, que se han hecho en esta ciudad. Pero siempre me han golpeado más los funerales. Ver a esas pobres familias recorrer por última vez los diez metros de un pasillo, con un cajón a cuestas que alberga los restos de algún esposo, padre, abuelo, tía, prima, hermana, hijo… en fin de alguien muy querido por los suyos, tal como yo, tuve que caminar por aquel mismo pasillo, con mi madre, mis tíos y mis primos.
Como ya habrán deducido vivo solo y es por esta desesperante condición, que me e refugiado en la iglesia y aunque nunca e sido muy devoto, busco algún trabajo que hacer; Ya sea encender las velas o barrer las alfombras… cualquier cosa con tal de que la soledad no me comiera. De a poco fui tomando confianza dentro de la iglesia y comencé a integrarme a todas las misas celebradas al día. Cada vez la soledad me pesaba más y que le iba a hacer… la oportunidad de un amor ya se me hacía lejana y termine por aceptarlo.
Me toco ver muchos funerales, unos más dolorosos que otros, pero todos con ese dejo de melancolía, y me contagiaba la pena y me sentía participe del dolor de las familias y vivía un constante periodo de duelo.
Al llegar a casa lloraba como un niño y revivía todo el dolor que sentí cuando enterré a los míos tiempo atrás, fue por esta causa que deje de frecuentar la iglesia, solo me enfocaba en prender las velas en las mañanas y en las tardes, y me aleje rotundamente de estos tipos de eventos, hasta que una tarde, el padre llego a mi casa, con una expresión un tanto desconcertada me pidió que asista a un funeral, esta petición tan poco usual me extraño de tal modo que me atemorizo. Pero la razón no era nada escabroso, como lo eran mis especulaciones…simplemente la difunta, no tenia mucha familia, ni amigos que la acompañasen… es por esto que el padre salio a buscar gente que hicieran presencia en la iglesia.
Cuando entre, Tan grande fue mi asombro, al ver que mis especulaciones no estaban tan erradas, solo había una persona aparte de mí asistiendo al triste funeral, deduje que aquella señora que se encontraba en la primera banca, era la madre de la difunta, entregue mis condolencias y por curiosidad fui al ataúd a ver quien era aquella solitaria infortunada.
Al verla por aquel vidrio quede perplejo por aquella belleza; Que veían mis ojos, sino al ser más divino divisado por el ojo humano, sentí que el corazón se me salía del pecho, los minutos no pasaban. Ella con su pálida y despampanante expresión apacible logro encantar mi mente. Parecía tan serena, calma y hermosa… Nunca odie y quise mas a la vida que en ese momento, por qué era tan compleja, por qué me permitió conocerla en aquellas circunstancias tan absurdas. Que burla de la vida hacerme eso.
Con mi cabeza enamorada y a la vez totalmente confundida, llegue al cementerio con el corazón iluminado y destrozado entre por aquel umbral gótico, que me remarcaba el imposible de mis pensamientos, ver caer cada palada de tierra hacia que una por una las lagrimas fuera cayendo. Ver su ataúd inmerso en la tierra indigna donde su cuerpo seria resguardado, abría un abismo aun mas inmenso que en el que ya estaba metido y llore. Regrese a mi casa intentando olvidar aquella imagen virginal, aterrorizado con la idea tan macabra de haberme enamorado de un cadáver, de algo tan imposible.
Con el paso de los días sentía como mi mente se desquiciaba más a cada segundo, no podía quitarme de la mente a aquella mujer, me estaba volviendo loco el deseo. Era tan absurdo todo lo que me pasaba y no había opción de sacármela de la cabeza y un día cuando la última gota de razón que corría por mi mente se seco, cometí uno de los actos mas retorcidos cometido por el humano.
Esa noche ya invadido por el deseo y las ganas de amar aunque sea una vez a aquella perfecta reliquia de la belleza, fui al cementerio y desenterré los restos de aquella mujer que me estaba volviendo loco, como pude abrí el cajón que albergaba a mi amada… si, estaba ella tan perfecta como la primera y ultima vez que la vi, toque su cabello tan largo y negro, tan sutil, la bese y sentí el helado de sus labios, si tan solo ella en su sueño eterno hubiera podido sentir mis labios sobre los suyos, yo hubiera sido el hombre mas feliz de este mundo. Divise toda su perfección y la blancura de cuerpo, me inventaba una realidad inverosímil. No aguante mas y con pasión bese su cuerpo, la ame aquella noche, hubiera querido parar aquel momento y poder morirme en sus ojos, Todavía recuerdo la lisa textura de su torso, bañado por unos rayos de luna, que bailaban en esa piel suculenta. Como recuerdo corte un mechón de sus lisos cabellos y sin intención de hacerle daño alguno, resguarde nuevamente su celestial cuerpo en su cajón, sintiéndome completamente realizado y con aquella helada sensación en los labios, regrese a mi casa extasiado, escarbado por un sinfín de emociones, como hubiera querido regalarle esta flor de fuego que me consumía, en un tierno momento de extrema quietud la paciencia se proclamo mi consejera, de pena trate de morir, mas la pena no venia en mi socorro. Simplemente quería hundirme en su piel de luna y poder ser feliz ahogado entre sus brazos.
Valió años la espera, pero aquí en mi lecho de muerte, nítidamente recuerdo, este mi único amor y se que ella ya esta próxima a llegar, para que la ame nuevamente, me lleva a la eternidad de nuestros besos, para vivir una juventud eterna, donde yo convierta su frío en mi calor, ya esta ella próxima, mas bella que nunca.

Belén Fernanda Villarroel.

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